Cortesía de Salvatore Vuono / FreeDigitalPhotos.net |
Había una vez un clítoris que nunca se callaba nada, era bastante inquieto y no se conformaba con el papel que la sociedad le había impuesto, un papel que a su juicio estaba desvalorizado por culpa del falocentrismo y del modelo coital que domina el ámbito sexual del ser humano, un modelo además bastante machista con respecto a las necesidades sexuales de las mujeres.
“¡Ey!, señor pene, sí tú, ese que no sabe hacer otra cosa que entrar y salir de ese agujero que hay más abajo de mí. Que digo yo… ¿será que ese ser humano perezoso que te lleva colgando no sabe que existo?. A veces creo que hasta mi dueña se olvida de mí. Nadie quiere darme trabajo y yo aquí me aburro… que si algún roce de pasada, un tirón para arriba, un tirón para bajo… pero ya está, la mayor parte de mi potencial desperdiciado. Con las ganas que tengo yo de ayudar a producir orgasmos y lo bien que se me da… En fin, este mundo parece que sólo sabe de vaginas y de penes, y yo aquí como siempre: ¡olvidado! Bueno yo y la mayoría de mis colegas porque esto parece que es un problema de todo el sector de clítoris.
Creo que ha llegado el momento de convocar una huelga. Sí, compañeros, vamos todos a pedir que nos den trabajo, que nos dejen demostrar lo que valemos, para lo que hemos nacido. ¡Ya está bien de ignorarnos!. Nos lo merecemos nosotros y las ocho mil terminaciones nerviosas que nos componen pero, sobre todo, vamos a hacerlo por ellas: ¡las mujeres!. Porque ellas se merecen más orgasmos, y más placer. No es que no nos quieran, o no nos reconozcan el valor que tenemos… es que muchas aún no lo saben, aún no nos han descubierto, no han aprendido cómo tratarnos, nadie les ha explicado como explotar nuestro potencial. En cambio, están acostumbradas a que los hombres valoren más sus vaginas. Para ellos es lo más cómodo y placentero, así que es fácil dejarnos de lado… Sin embargo, ¡no vamos a rendirnos!, hagamos saber a hombres y mujeres ¡que estamos aquí y que queremos trabajo!”.
En efecto, vivimos en un mundo en el que la búsqueda de la Igualdad entre hombres y mujeres es un reto diario. Y en esa lucha feminista no podemos dejar de lado el modelo sexual imperante. Debemos hacer una crítica constructiva del mismo y pararnos a observar si es justo con las mujeres. ¿Podríamos imaginar una relación sexual en la que no se estimulara el pene del hombre?, ¿se conformarían los hombres si ocurriera esto a menudo?… ¿entonces por qué la mayoría de los hombres se olvidan por lo general de estimular directamente esta zona en las mujeres (una zona cuya única función es dar placer)? Es necesario que tengamos cada vez más claro que relaciones sexuales (entre hombres y mujeres) equitativas, no pasan por olvidarnos del clítoris. ¡Acabemos también con el machismo en la cama!.
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Hablando de olvidados… me gustaría romper una laza por el órgano que tiene más terminaciones en todo nuestro cuerpo… y donde se tiene que dar el cambio del que habla el clítoris… Este órgano no es otro que el cerebro… órgano que se puede educar en igualdad y hacer que todas su sinapsis… conozcan su potencial como persona… antes de cómo macho o hembra…
ResponderEliminarTampoco tendríamos que olvidad otro órgano… el que más terminaciones sensitivas tiene y además el más extenso de nuestro cuerpo…el más sensitivo… Este órgano clama por ser acariciado… clama por sentir el calor… la calidez de otra persona… es un órgano capaz de erizarse con solo un roce…con solo una leve caricia…
El cerebro y la piel… son dos órganos olvidados en su aspecto sexual… y como el clítoris punan por hacerse oír… por hacerse rozar…
Enhorabuena Esther… por escribir de un modo tan ameno… enseñando algo que es tan importante… por ser tan buena educadora sexual a la vez que escritora…
Ja ja Genial !! Me encantó divertido y educativo. Besos.
ResponderEliminarpatricia(argentina)
Por favor, que el CLITORIS no se ponga en huelga, en todo caso la vagina y así forzar a ser mas creativos en el sexo!!
ResponderEliminarUn contenido muy bueno, gracias Ester por tu blog tan claro, didáctico y fresco.
Seguimos en contacto.